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Como una película de horror, así levanta erizos y hace muecas de espanto –en la madre- la fiebre en su hijo. A veces maldiciones y dirigidas a su médico. Jajajaja, lo que hace la ansiedad: explosiona adjetivos, construye verbos, lanza dardos e incrementa la población en los cementerios.

 

La fiebre no es una enfermedad. La fiebre es una señal, como las señales de tráfico y dirección en una ciudad cuidada.

La fiebre no mata ni lastima, excepto la propia estima y tranquilidad.

La fiebre inicia la recuperación, aunque Ud. no lo crea ni me crea.

En definición puntual, la fiebre no es lo mismo que hipertermia, la primera es una adaptación o respuesta normal a la regulación de la temperatura o termorregulación; el segundo es un aumento de la temperatura, que sobrepasa el proceso normal de la termorregulación.

 

Aunque pareciera sencillo, no lo es. Existe aún mucho mal entendido, poco entendido o ningún entendido sobre el mecanismo, el significado y el manejo de la fiebre.

 

La temperatura rectal humana normal se mueve entre 36.1ºC (97ºF) y 37.8ºC (100ºF), aunque en algunos individuos la temperatura normal sea algo inferior o un poco superior a la de este rango. ¿De dónde salió la afirmación de que la temperatura normal es de 37ºC?   De un estudio “reciente” -de 1868- con más de un millón de temperaturas axilares en adultos.

Estas son las cosas de la medicina que debemos conocer y que desconocemos. Aplicamos indistintamente esta definición a los niños y adolescentes cuando estos valores se obtuvieron en adultos, y en temperaturas axilares, cuando los pediatras tomamos temperaturas rectales, timpánicas o de la piel con tecnología que no es la de hace 150 años.

  • La temperatura rectal es muy diferente a la temperatura axilar y no hay tal cosa como sumarle o restarle nada a una, para correlacionar con la otra. Ese tren de aprendizaje debe abandonarse.
  • Los niños, con respecto a los adultos, suelen tener temperaturas normales, ligeramente superiores, puntualmente por debajo de los 2 años de edad

 

         Edad                                        Límite superior de

                                                   temperatura rectal normal

 

< 1 mes                                                  38ºC      (100.4ºF)

1 mes                                                      38.1ºC   (100.6ºF)

 

2 meses                                                 38.2ºC   (100.8ºF)

 

 

Cuando tenemos fiebre, y ocurre lo mismo a los pacientitos que vemos los pediatras, uno se siente mal: cansado, con dolores por y de todas partes, cabeza, brazos y piernas, cuello y ojos. A veces, por ejemplo con el dolor retroocular (detrás de los ojos) podemos orientar o desorientar nuestro tren de pensamiento diagnóstico.

Si la fiebre no es una enfermedad, ¿por qué tratarla, entonces?   Para aliviar el malestar mientras no nos esconda u oculte le etiología o causa de la enfermedad que se manifiesta con fiebre.

 

En los niños la inmensa mayoría de las ocasiones, la fiebre es la respuesta del cuerpo a una infección. Pero las infecciones no son nada más las de origen bacteriano, y eso lo recalco porque los padres siempre quieren tratar la fiebre con antibióticos. Las fiebres NO SE TRATAN CON ANTIBIÓTICOS. Las fiebres se tratan con antitérmicos. En los niños, también, en la inmensa mayoría de las ocasiones, la fiebre es producida por agentes infecciosos virales. Es bueno conocer esto para que se insista menos al médico que le dé antibióticos al niño con fiebre. Esa insistencia quiebra no solo la voluntad sino el conocimiento de muchos médicos que terminan complaciendo a los padres en prejuicio de los niños.

 

Hay 3 formas de tratar el malestar que produce la fiebre:

  1. Con medios físicos
  2. Hidratando bien al niño
  3. Con el uso de fármacos antitérmicos

 

Como las 2 primeras formas son baratas, los padres no creen ellas y los médicos tampoco insisten en ellas. A veces creo que no pocos colegas tienen temor de que el paciente se cruce a la acera de enfrente porque no le recetaron una medicina y entonces complacen al cliente. Un grado de inseguridad que raya en la mala práctica o en el desconocimiento. Y ambas se castigan y castigan.

No voy a extenderme sino en lo esencial del tratamiento. Nadie enfermo quiere comer, ni tomar líquidos. En mi época de entrenamiento decíamos “forzar líquidos”. La deshidratación aumenta la temperatura corporal y la rehidratación, además, rescata por líquidos que se pierden con la hipertermia. Por eso hay que forzar líquidos.

¿Qué líquidos? Todos, esencialmente todos. Incluso líquidos azucarados con tal de rehidratar, por ejemplo el Gatorade®, que no es el hidratante de mi predilección, aunque es el que le gusta a los niños y el que le gusta a los entrenadores, hoy día. A mí me hidrataban durante la práctica de todo deporte, con agua, “plain water”, “agua del Chagres”.

 

No es que no se pueda tomar leche, sino que la leche contiene elementos que aumentan el trabajo renal y no queremos llevar a eso cuando ya el niño se ha deshidratado con la sola fiebre. Esos elementos se les llama solutos. Pero sí se puede tomar leche. Esto es diferente a decir que “déle bastante leche”, o “déle solo leche”.

Los líquidos deben ofrecerse fríos.   Líquidos fríos “por dentro y por fuera” –como suelo indicar para enfatizar la hidratación oral y los baños dentro de la casa- no complican la fiebre con neumonía.

Una cosa es decir que se usen paños húmedos fríos –también pueden usarse no fríos- y otra cosa es decir “bañar en una tina con hielo”.   Para bajar las temperaturas altas en los niños no se aconseja usar tinas de agua con hielo o con alcohol, ni agua con alcohol en paños húmedos. Eso que quede claro. Mojar toallitas en agua fría y escurrirlas antes de aplicarlas en las ingles, axilas, cuello no hace daño y se puede hacer. Yo lo recomiendo así.

También recomiendo ofrecerle al niño con fiebre helados, raspados, hielo picado, agua y jugos fríos, duros, paletas. No hacen daño, no importa lo que Ud. haya oído. No hacen daño.

 

Entre los fármacos para la fiebre, en primera línea están los acetaminofenos (Tylenol, Tempra, Paracetamol), luego los ibuprofenos (Advil®, Motrin®, Ibuprofen®) y muchos utilizan los diclofenacos sódicos o potásicos.

 

Una advertencia sobre el uso de ibuprofenos y similares. El uso de estos fármacos que, potencialmente, inciden negativamente sobre los riñones, exige que se den con abundantes líquidos y evitar su uso en pacientes deshidratados. Es importante reconocer que el niño enfermo no quiere ni tomar líquidos. Hay que forzar los líquidos y evitar los ibuprofenos y similares, hasta donde los padres puedan.

 

Una palabra sobre el uso de diclofenaco de potasio. NO ES el antitérmico de elección mío. Es un antiinflamatorio y un analgésico (tratar dolor) que no se recomienda en niños ni adolescentes debajo de 14 años de edad (www.medicines.ie/medicine/ 10790/SPC/Cataflam+50+mg+Coated+Tablets) en su forma de tabletas y que podría usarse en esa población pediátrica, en la forma de gotas o supositorios. Yo prefiero evitar su uso y la mujer lactante debiera evitarlo (¡su productor no recomienda su uso durante la lactancia materna!). Su uso más aceptado es como anti inflamatorio y no como antitérmico.

 

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