- Oct 8, 2015
- Pedro Vargas
- Alfabetización temprana, Bebes, El niño, Padres, Salud Pública
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Entre 1-3 años: léale a su hijo; nada de TV, ni tabletas, ni otras pantallas. A él o ella no le interesan hasta que Ud. les induce la práctica nociva.
Para especialistas en economía y sociología, la salud y vitalidad de la economía de los pueblos depende más de la calidad del medio ambiente donde crecen los niños antes de entrar a la escuela, es decir, en su ambiente doméstico familiar. (Ped Cl NA. 2015;62)
Ese lugar es donde se le prepara al niño para adquirir habilidades a través de la alfabetización temprana, que serán determinantes sociales necesarios para superar los obstáculos de la pobreza y competir a la par, con el niño con privilegios. Bien lo ha dicho Nicholas Kristof: “el mejor indicador de desventaja para un niño no es el ingreso familiar sino la falta de que se le lea”(Is a hard life inherited? New York: The New York Times;2014).
La alfabetización temprana en la niñez es un determinante social del pronóstico de ella en cuanto a la salud física, cognitiva y emocional como del comportamiento.
En la pobreza, el niño experimenta efectos tóxicos fisiológicos generados por las múltiples situaciones de stress, situaciones y respuestas diferentes a las experimentadas y expresadas por niños de estratos sociales superiores. Esto los hace más susceptibles a enfermedades y menos preparados para responder adecuadamente en el ambiente de estudio, donde revelan significativas desventajas en coeficiente intelectual, ejecutorias, memoria reciente, tamaño del vocabulario, mayor ansiedad y otros comportamientos inadecuados o contraproducentes. Por ejemplo, entre niños pobres y niños privilegiados económicamente, el tamaño del vocabulario a los 3 años de edad es de 525 palabras vs 1,100 palabras; y el coeficiente intelectual (CI) es de 79 vs 117, respectivamente (Hart B & Risley TR: Meaningful differences in the everyday experience of Young American children. Baltimore: Paul H Brookes Publishing, 1995).
Mientras en los EEUU, el tiempo que dedican los niños frente a un televisor, una tableta o alguna otra pantalla ha ido en aumento desmedido entre las clases socialmente en desventaja y con mayor riesgo de pobre alfabetización temprana; en nuestro medio –sin conocer algún estudio- pareciera que tantos ricos como pobres están frente a una incontrolable exposición mediática. Entre algunas familias, por la avalancha mercantilista y una total ignorancia sobre aspectos del desarrollo cognitivo del niño; entre otras, la restricción social que tanto afecta las correctas decisiones, el desarrollo de la autonomía y la adquisición de instrumentos de desarrollo.
Estos son algunos de los problemas entre niños expuestos a TV y otras pantallas sin restricciones ni vigilancia:
- Mayor número de trastornos del sueño
- Mayor riesgo de trastornos del comportamiento durante los años de escuela
- Dificultades de aprendizaje posteriores, al reemplazar la figura humana por el instrumento digital durante los años sensibles para estimular el desarrollo cerebral, que sí se logra con la alfabetización temprana
Lo peor es que no hay NINGUNA evidencia de eficacia, beneficio o aprendizaje que apoye la propaganda tan diseminada de que videos “educativos”, grabaciones musicales -clásicas o de reggae-, aplicaciones de teléfonos o tabletas, u otros instrumentos digitales con programas popularizados por el mercado son necesarios para desarrollar los sentidos y la inteligencia del niño.
Varios estudios revelan que niños menores de 18 meses, e incluso no hasta los 30 meses de edad, ganan nada para su desarrollo cognitivo con la exposición a programas “educativos” que se presentan en TV o que se comercian en DVDs u otras grabaciones.
Pero, en conversaciones sociales con madres, al decir o informar sobres estos resultados de la investigación clínica me he encontrado con un escepticismo que no le guardan a lo que le oyen a la vecina o al vendedor.
La interacción verbal, visual y táctil entre el adulto y el niño es esencial para el desarrollo óptimo del cerebro del niño -antes de los 3 años de edad– y la adquisición de habilidades cognitivas y de aprendizaje para el posterior desenvolvimiento y éxito en la sociedad. No ampute esa oportunidad que Ud. tiene.
Los instrumentos digitales de pantalla han sido convertidos convenientemente por los padres ocupados o los padres con poca instrucción en sedantes para sus hijos. Esto es un error garrafal