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La especulación en biología y medicina, suele ser resultado del desconocimiento y el miedo.  No soluciona porque no es lo mismo que la interrogación, en el proceso científico.  Se parece más a las teorías de conspiración.  El antídoto contra el miedo es el conocimiento.[1]

 

Todavía es temprano para conocer todo, pero a tiempo para subrayar algunos asuntos que tienen ocupadas las páginas y las conversaciones en todo el mundo: el brote epidémico de una enfermedad respiratoria, producida por un nuevo corona virus -el 2019-nCoV-, presumiblemente zoonótico, que también se transmite de persona a persona y descubierta en Wuhan (con una población de 30 millones de personas), en la Provincia de Hubei, en la China.  Una epidemia con potencial mitológico, como todas las epidemias.

 

Se inicia con fiebre, dolores musculares y cansancio o debilidad, alguna producción de moco nasal y tos, y mejora con cuidados domésticos o progresa con dificultad respiratoria o disnea y neumonía, particularmente en las personas debilitadas -por la edad o por enfermedades crónicas- pero no exclusivamente en ellas.  Esta complicación se ha observado en un 20%-25% de los enfermos.  Estos 2 grupos de personas pueden no presentar fiebre con la infección o la enfermedad.

 

La mortalidad es, a las cifras actuales, muy baja.  La contagiosidad es alta, particularmente en nosocomios u hospitales.  Su periodo de incubación, desde la infección hasta las manifestaciones de enfermedad, varía entre 2-14 días y la infección se transmite por partículas respiratorias de una persona enferma o, incluso, de una persona aún sin signos de enfermedad e infectada.  En esto, se parece a otras enfermedades virales como la varicela y el eritema infeccioso o 5ª. Enfermedad.

 

Los coronavirus infectan muchas especies animales y se conocen 6 coronavirus humanos.  Si recordamos las últimas epidemias de SARS (Serious Acute Respiratory Syndrome) y MERS (Middle East Respiratory Syndrome), ambas fueron producidas por coronavirus humanos.  Muchos cuadros clínicos de resfriados son producidos por coronavirus.

 

Hay personas que creen se les engaña cuando se dice que este brote no tiene características, hasta ahora, de alta mortalidad.  Quizás porque no conocen las cifras que arrojaron otras 2 epidemias recientes por otros corona virus: el SARS y el MERS.  La primera en el año 2002, se inició en China y se propagó a 37 países enfermando a 8,098 personas y matando a 774 personas o un 9.6%.  Esta enfermedad se eliminó.  El brote epidémico de MERS se produjo en Arabia Saudita en el 2012 enfermando a 2,494 personas y matando 8ª 58 o un 34%.  El MERS no ha sido eliminado.

 

La enfermedad causada es moderada cuando se compara con la enfermedad producida por los coronaviruses del SARS y del MERS.  Este hecho de enfermar leve o moderadamente quizás sea uno de los factores en su alta diseminación al permitir a muchos infectados continuar en sus actividades cotidianas y deambulación no restringida.  Esto también facilita la transmisión de humano a humano, y particularmente a aquellos debilitados por enfermedades crónicas y en edades superiores, los mismos que desarrollarían enfermedad seria.  Igualmente, la diseminación nosocomial es mucho más eficiente.

 

El asunto que acapara la atención de la ciencia, como lo señala el NEJM[2], es la resolución a varias preguntas: (1) qué papel desempeña la patogenicidad de la infección en la habilidad para contener la emergencia de los virus, (2) para prevenir una diseminación a gran escala y (3) para prevenir que ellos produzcan una pandemia o se conviertan endémicos en la población humana. Por lo pronto ya sabemos que hay contagio de humano a humano[3], y aún cuando el paciente infectado esté asintomático[4], no tenga aún síntomas de la infección o enfermedad.  Nada diferente a otras enfermedades infecciosas conocidas.

 

Igualmente es importante conocer el número de los individuos con sintomatología moderada o ninguna, cuántos desarrollan enfermedad severa y cuántos mueren (la pirámide de vigilancia epidemiológica), qué proporción de los infectados desarrollan enfermedad, qué proporción de ellos buscan atención médica. Otra pregunta que hay que contestar es la diseminación del virus en su reservorio animal.  Estas preguntas no se han contestado aún.

 

Estudios previos sobre la influenza A han permitido reconocer la importancia para transmisibilidad y patogenicidad de la especificidad del sitio donde el virus se asienta en el ser humano, para decirlo de alguna manera, y que esa especificidad puede variar. De esta manera, por ejemplo, el virus de la influenza aviar, que se liga a receptores en el tracto respiratorio inferior, resulta de mayor patogenicidad y mortalidad (cerca del 40% cuando se compara con el del H1N1, que se liga a receptores en el tracto respiratorio superior, y tiene una mortalidad por debajo del 0.4%.

 

Ahora, esto no es tan fácil con el coronavirus novel del 2019 y otros coronavirus, por lo que la levedad o la severidad de la enfermedad no depende de su eficiencia en la transmisión. Aún con síntomas leves, algunos pacientes serían más susceptibles y pueden enfermar gravemente.  Esto ocurre a nivel nosocomial, es decir, el de los hospitales donde partículas respiratorias se diseminan más fácilmente en espacios determinados. Y, no olvidemos que en los hospitales la población de individuos debilitados por sus enfermedades agudas o crónicas es superior a las que se encuentran en la comunidad. Por esto, cerrar las fronteras podría no ser sino contraproducente, porque un virus con relativamente baja patogenicidad individual pero alta contagiosidad incrementaría los riesgos de enfermedad a nivel de una comunidad encerrada.

 

A manera de corolario traigo cifras como han ido cambiando pero que comienzan a señalar alguna pauta del curso de la epidemia.

 

                             Casos    muertes*    %    

 

24/01/2020[5]      830         26         3.1

31/01/2020        11,374       259         2.2

01/02/2020       13,968       304         2.1

 

  • Todas en China

 

 

Aún no hay vacuna disponible. La secuenciación del virus ha permitido que diferentes grupos de investigadores trabajen en ese propósito, con un alto sentido ético de colaboración[6].  Cuando se tenga alguna, será interesante conocer la reacción de los grupos antivacunas.  Al final del andar será otra vez:  lavado de las manos y cubrir la tos con pañuelos de tela o papel toalla desechable, no reutilizable.

 

Es necesario, como bien ha opinado el médico Abraar Karan[7], detener paralelamente la epidemia de xenofobia y desinformación.  Quizás haya que preocuparse más por el flu de temporada que, en los EEUU ha enfermado entre 19-26 millones de personas, producido entre 8.6-12 millones de consultas médicas, 180,000 a 310,000 hospitalizaciones y matado entre 10,000 -25,000 personas desde octubre 1, de 2019 a enero 25, 2020[8].         1/02/2020

 

 

[1] Julian Sheather, ethics manager. BMJ Opinion. January 29, 2020

[2] Munster VJ, Koopmans M, van Doremalen N, van Riel D, & W=de Wit E: A Novel Coronavirus Emerging in China – Key Questions for Impact Assessment. NEJM January 24, 2020. Doi: 10.1056/NEJMp2009929

[3] Wang Y & Moritsugu K: Human-to-human transmission confirmed in China coronavirus. AP News January 19, 2020

[4] Rothe C, Schunk M, Sothmann P et al: Transmission of 2019-nCoV Infection from an Asymptomatic Contact in Germany. Correspondance. NEJM January 30, 2020  doi: 10.1056/NEJMc2001468

[5] https://www.who.int/csr/don/en/

[6] Nuffield Council on Bioethics. Research in global health emergencies. 01/28/2020

[7] Abraar Karan. Brigham and Women’s Hospital and Harvard Medical School.  BMJ Opinion. January 31, 2020

[8] CDC Influenza (Flu).  2019-2020 U.S. Flu Season: Preliminary Burden Estimates. January 31, 2020.

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